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Feb 10

¿Quienes son los xamanitas?

“Se llama xamanitas tanto a los habitantes del sur de la cordillera Darwin como a aquellos que, influidos por la traducción del libro anónimo que cuenta la leyenda del niño de la canoa y el resto de las tradiciones y lengua de ese pueblo, se sumergieron en esas creencias.

Según los xamanitas originales la historia es cíclica y se puede dividir en cuatro etapas: el nacimiento, el crecimiento, la madurez y la muerte. Entre la muerte y el nacimiento hay una etapa de incertidumbre y caos que puede llevar tanto a la resurrección como al olvido. La resolución de ese periodo determinará el rumbo de las próximas cuatro etapas y está significada por la aparición del águila de fuego. Su resplendor decide por qué camino transitará la historia en el próximo ciclo de vida (esto explica también porqué se utiliza la misma palabra para definir el número cuatro, la fortuna o resplendor del águila de fuego).

Si el resplendor se decanta por el olvido, la vida en el próximo ciclo se torna muy monótona, la gente pierde el incentivo, la natalidad decrece y las personas dejan de ejercer el rol que normalmente le es atribuído en la sociedad. Para muchos este destino debe evitarse a toda costa. Además de atentar contra la capacidad reproductiva de la especie, mete en jaque el status quo. Pero aquellos para quienes la perspectiva de una resurrección de lo mismo significa tener que aceptar una vida indeseada, los ciclos del olvido son una gran oportunidad para obtener mejores cartas en la nueva redistribución de las barajas del destino. Cada fin de ciclo se consolidan dos bandos, ambos alentando y venerando el águila de fuego por motivos muy diferentes y hasta cierto punto opuestos.

Así resumía el estudio de Clerkenwell, publicado a mediados de los 30, la esencia de la creencia xamanita” explicó  el Sr Bridges, y continuó “el estudio generó controversia en el ambiente académico de la época. Hubo antropólogos y filósofos que consideraron la creencia xamanita como revolucionaria ya que por primera vez una leyenda concebía en un mismo relato la idea de la continuación y el cambio, todo surgiendo de los mismos valores culturales. Sin embargo los estudiosos más escépticos y en general más conservadores ponían en cuestión la existencia de tal pueblo y creían que todo era una confabulación de Clerkenwell para justificar su conocida afinidad por los movimientos sociales de la época. Los detractores de Clerkenwell exigían la aparación del libro original o, en su defecto, el contacto directo con los xamanitas. Así comenzó una suerte de peregrinación académica hacia el sur de la cordillera de Darwin.

Profesores y a veces estudiantes empecinados en fundamentar la existencia de este pueblo partieron hacia el sur de la Patagonia en su búsqueda. Y al parecer muchos de ellos terminaron encontrándolo, o al menos eso hacía creer la variada correspondencia que los buques pesqueros traían desde tan remoto lugar. Esas cartas, enviadas a los centros académicos o a las familias de los expedicionarios, corregían o corroboraban el expuesto de Clerkenwell y a veces hasta aportaban nuevos datos sobre la vida de los xamanitas. El problema es que ninguna de las personas que partía hacia el sur de la cordillera de Darwin regresaba, ni las que originalmente fueron a la búsqueda de los xamanitas, ni aquellos que fueron a la búsqueda de quienes buscaban a los xamanitas. En algún momento el gobierno inglés pensó en organizar una misión de rescate, pero con el advenimiento de la guerra tal emprendimiento cayó de la lista de prioridades. Ya con el estallido de la contienda bélica cesaron las expediciones de búsqueda, el flujo de correspondencia de los expedicionarios y el interés en los xamanitas en general. Algunos estudiosos sin embargo continuaron la tradición de estudios xamanitas iniciada por Clerkenwell e incorporaron como objeto de sus estudios el fenómeno de los expedicionarios a quienes también llamaron xamanitas, creando de esta forma la necesidad de distinguir entre xamanitas originales y xamanitas por adopción.”